Fallar no está mal
Vas a fallar y no sólo vas a fallarte a ti mismo, también le vas a fallar a los demás. En tu vida cotidiana, en las interacciones sociales, vas a fallar.
¡¡Y no está mal!!
Y si crees que está mal, lo siento mucho, porque entonces sentirás culpa y pena el resto de tu vida y creerás que es normal. Tal vez ni siquiera lo reconoces plenamente, pero podrías estar viviendo bajo la creencia inconsciente de que es normal vivir con pena, culpa y enojo porque piensas (inconscientemente) que no debes fallar, que debes hacer todo bien.
Si crees que tu postura no es tan idealista y que tú sí aceptas las fallas. Piensa qué tan comprensivo eres con las fallas ajenas, qué tanto te molesta el error ajeno, porque la medida en que el error ajeno te molesta, es la medida de tu proyección inconsciente. Detestas la falla y crees que el ser humano nunca debería de equivocarse o peor aún, si la idealización inconsciente del ser humano te domina, ni siquiera piensas en una falla sino en una intención de daño.
Tu idealización del ser humano puede ser tan inconsciente que, antes de pensar que alguien pudo equivocarse — que no sabía y falló —, pensarás que fue intencional y que (como la falla no existe porque idealizas al ser humano) quiso hacerte daño.
“Me despreció”
“Me humilló”
“Se aprovechó de mí”
“No le importo”
“Es cruel”
“Me utiliza”
“Me maltrata”
“No me ama”
Fallamos, es inevitable. Vivir es aprender y aprender es saber convivir con el error para usarlo a nuestro favor.
El Otro falla, Tú fallas (Yo que escribo este artículo, fallo). La consciencia de tus fallas es un motor de aprendizaje y crecimiento personal. De igual modo, la consciencia de las fallas del Otro, es un motor de crecimiento personal pero también de cambio social. Cuando no tienes consciencia de tus fallas no te desarrollas y repites patrones. De igual modo, si convives con la falla constante del otro y no pones una solución, alimentas tu dolor, detienes tu desarrollo personal y alimentas el dolor social.
Cuando el Otro no se da cuenta de la falla y sigue fallando y sigue fallando y sigue fallando una y otra vez y eso te hace daño.
¡Date cuenta que tú sí te das cuenta!
Esta es la clave para cambiar: para dejar el lugar de víctima, tomar el control de tu vida y dejar de alimentar el dolor social.
Vas a fallar, en tu vida cotidiana y en las interacciones sociales vas a fallar y no está mal. Trata de comprenderte para solucionar en lugar de juzgarte y esconder la falla. Asimismo, trata de comprender a los demás y no juzgar. La inconsciencia del Otro se complementa con tu inconsciencia y así se alimenta el mismo dolor individual y además se magnifica en lo social. Es cierto, romper un patrón también puede ocasionar dolor, pero este dolor es un motor de cambio, ya no es un dolor que estaba atascado y degeneraba la salud mental y física.
Y si algunas veces no logras comprender y juzgas, culpas y agredes, ¿qué crees? ¡Estás fallando! Pero no está mal mientras vivas y sigas aprendiendo. Ya llegará el momento en que te darás cuenta y podrás comprender, perdonar y cambiar o no alimentar.
Sólo disponemos de una forma de protegernos de la maldad humana representada por la fuerza inconsciente de las masas: desarrollar nuestra consciencia individual.
Si desperdiciamos esta oportunidad para aprender o fracasamos en actualizar lo que nos enseña el espectáculo de la conducta humana perderemos nuestra capacidad de cambiarnos a nosotros mismos y, consecuentemente, de cambiar también al mundo. El mal permanecerá siempre con nosotros lo cual no significa, sin embargo, que debamos tolerar sus desmesuradas consecuencias.
Connie Zweig y Jeremiah Abrams
Encuentro con la sombra. El poder oculto del lado oscuro de la naturaleza humana
PD. Racionalmente puedes saber que el ser humano no es perfecto (tu mente pensará «Nadie es perfecto»), pero si te incomoda leer que “vas a fallar”, es porque inconscientemente piensas que el ser humano no debe fallar, debe ser perfecto.